Pepito la historia de porque ya no hablo nunca mas

Esta es una historia que le pasó a un conocido de un amigo (en realidad no es tan amigo pero a veces hasta me saluda alzando las cejas). La historia se desarrolla en un pueblo y sucedió hace aproximadamente 11 años. Al protagonista sinceramente no lo conozco pero lo distingo, digamos que se llama Pepito, pero no se lo crean demasiado.

Pepito era un chico normal, de esos que se la pasan todo el día jugando Xbox (para mi que en ese tiempo ni siquiera había llegado el play station a mi vereda, digamos que se la pasaba jugando mario 4 ó atari) y cuando tenía tiempito se masturbaba viendo las fotos de amparo grisales ó cualquiera de esas otras "artistas" de la época. Con tanto ajetreo al pobre Pepito nunca le quedaba tiempo de tener amigos ni de salir, era casi como un nerd, pero sin mucha inteligencia.

Su mamá que se hallaba inmensamente preocupada porque un día encontró unas revistas comprometedoras en su cuarto (algunas llenas de semen), decidió tener una conversación muy seria con él:

- Pepito ¿Me puedes explicar qué es esto?- dice, señalando aquella mancha (digamos) blanca.-
- Semen. ¡Mamá no te hagas!
- ¡A ver si me respetas un poquito, soy tu madre!. Estos muchachos de hoy día. No sé quien me mandó a tener hijos por eso es bien sabido: cría cuervos y te sacarán los ojos... ¿Qué es lo que tanto les enseñan todo el día en ese colegio? ¿Por qué les dan tantas alas?, deberían de estudiar todo el año.
- Cálmate vieja.
- No, ya estoy cansada de tu insolencia y de que te la pases todo el día encerrado como un asocial, ya con tu papá hemos arreglado que te vas de vacaciones a un campamento militar, donde no hay televisor, ni nada, para ver si es que te arreglas por las buenas y por fin te haces un hombre.
- ¿Dónde va a ser eso?
- ¿Dónde mas?, en el gran pueblo, o sea en Bogotá pues acá no hay suficiente tecnología como para darte un buen escarmiento.
- No mamá, ¡por favor! es que me da mucho miedo el gran pueblo, yo ya estoy acostumbrado a Cali, esta vereda es pequeña pero acogedora y uno sabe donde queda todo: la tienda de videojuegos, la tienda donde venden revistas pornográficas, el cine, el cine donde dan películas porno, los burdeles para adolescentes, en fin, ya sabes a lo que me refiero.
- Se hace lo que yo diga. Te vas mañana y no se hable más jovencito.

Luego de muchos sollozos e intentos de chantaje a su madre, Pepito estaba montado en el bus, con su lonchera en el regazo, camino al pueblo donde pasaría el resto de sus vacaciones.

En el campamento todos eran muy simpáticos y gays, razón por la cual Pepito no se sentía muy seguro a la hora de dormir (ni a ninguna hora), sin embargo aprendió en poco tiempo a obedecer y gracias a sus chistes bobos se había ganado la amistad de todos, incluso, la de los pocos que no eran gays, por primera vez el tonto de pepito era popular y se le veía sonreír...

... Hasta que un fatídico día, el protagonista de nuestra historia (pepito) se puso a fumar porros pensando que eso era medicinal y cuando despertó tenía la pijama llena de sangre y al intentar sentarse en la cama supo que otra cosa andaba muy mal porque le dolían demasiado las nalgas:

- OH Dios! ¿Qué me pasó?- Se preguntaba a si mismo.
- Te violaron, maricón, es obvio, te violaron. ¿Te gustó?- Le contestó la dulce voz del sentido común-

... Pepito no habló en el bus de regreso a su casa, a decir verdad no habló durante los 11 años siguientes, es decir: Nunca se volvió a escuchar la voz. Hoy se le ve caminando por la calle vestido de mujer, las personas creen que es sordomudo, pero sólo los que conocemos su historia (aunque no lo conozcamos a él) sabemos que la culpa de todo la tuvieron sus padres y otras personas.

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